Me
aferro como puedo
a
mi mesa de escribir
a
la puerta a las paredes.
Me
aferro como puedo
a
la tristeza
que
logra
mantenerme
viva.
A
tu corazón
al
hueco en tu pecho
en
que cabía un corazón
a
su ausencia.
Me
aferro como puedo
a
la rabia de no verte
la
sórdida locura de esperarte,
a
la sensación
que
dejó tu rutina
a
las promesas.
Es
que me vuela el tiempo
necesito
raíces
o
resistentes ligamentos
porque
afuera me aguardan
ojos
que son disparos
y
perforan…
no
puedo salir a verlos
tan
expuesta.
Sin
calma, sin remedio y sin sueños
no
puedo andar por ahí
como
si nada…
Soy
un fácil blanco
para
tanta mirada.
Por
lo pronto me aferro,
como
un árbol,
a
este sitio
a
esta soledad disimulada.
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