domingo, 20 de enero de 2013

abrir las manos




Dejar ir,
sencillamente abrir las manos.
La noche se va impregnando
de los olores los silencios
de una derrota
y el trago sal y vino
que bebo mientras callas
es la autocomplacencia
de un perro
lamiendo sus heridas.
Debo ponerme fuerte –me repito
mientras todo mi cuerpo me delata.
Gritos de eternidad
que me parten el pecho
llantos de soledad
que oprimen
con intención de muerte
mi garganta.
Abrir las manos
expandir el alma…

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