Cambio
de sitios,
y
así me veo
en
la cama
a
la mesa
en
el supermercado
en
el aire
en
la casa de alguien.
Como
se ve
a
una hoja
suspendida
en el río.
Así,
al azar de la corriente.
sin
sentir pena
pero
abrazada a una nostalgia
apruebo
por
enésima vez
la
misma compasión
por
la ternura…
que
silencian las cosas.
En
realidad nunca abandoné
el
corazón que ardía
en
aquella fogata.
Entonces
cambio de sitios
y
sigo estando fuera,
gesticulando
un adiós
lamiendo
viejas lágrimas
y
sin abrir los brazos
sin
lograrlo.
Temiendo
no sentir junto al cuerpo
la
silueta invisible
de
mi tiempo sin tiempos.
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